BIOGRAFÍA DEL AUTOR

En el mundo acelerado, frío e impersonal, repleto de incertidumbres y tensiones en que nos toca vivir, el experto en ciencias políticas y sociales Miguel Arismendi G. aporta una mirada propia, profundamente cuestionadora y crítica de la realidad, de nuestra realidad actual, la de nuestros espacios de vida. Un análisis sin apego a dogma, receta u ortodoxia alguna sobre los temas o asuntos más calientes y/o controvertidos de la actualidad local, nacional e internacional.
Veinte años de experiencia y estudio en el complejo mundo de las políticas públicas y sociales, avalan sus opiniones.

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sábado, 18 de mayo de 2013

Elecciones 2013: los “trabajadores pobres” y los “pobres” son la llave con la cual los grupos de poder y de interés (clase política y la elite económica) abren las puertas del cielo, del gobierno económico y político del país ¿Hasta cuándo o qué límites admite este vicio privado-público?



"La multitud obedece más a la necesidad que a la razón, y a los castigos más que al honor".
(Aristóteles)

¿Quiénes o qué actores (o votantes medios) resultan decisivos para ganar elecciones (presidenciales, parlamentarias o municipales) en el orden o estructura política y económica del Chile actual: del libre mercado, del salvajismo surgido de las fauces de la competencia y del individualismo extremo puesto como valores centrales en nuestras vidas, de la sociedad dual o segmentada, de la sociedad de los ganadores y de los perdedores, etc.?

En primer lugar, los pobres o los trabajadores pobres o los sectores de menores ingresos en el Chile de hoy (en la literatura especializada se les asigna el nombre de “sectores populares”): traslado esto al lenguaje de la estratificación social, del cuarto quintil hacia abajo. Dicho de otra forma, de los $ 300.000 a los $ 0 en la escala de los ingresos monetarios.

En segundo lugar, las mujeres: éstas representan una fuerza electoral importante, pues alcanzan a más del 50% del universo electoral chileno. En una gran mayoría son creyentes o profesan algún tipo de creencia religiosa, la fórmula ideal del centrismo político o de la ley de los equilibrios político-partidistas (no a la que huela a “izquierdas”, pero sí al perfume del centro y la derecha).

Bien, el caso es que lo sintéticamente expuesto arriba es “caldo de cultivo” para los partidos políticos del poder y del político ansioso de fama y dinero: pues en los tiempos que corren resulta extremadamente difícil hablar de lucha por ideales o simplemente jugársela por principios político-ideológicos, visto lo visto. El verdadero trabajo reside en movilizarse a la caza y captura de ese voto o a esos votantes modélicos (los actores del “Chile profundo” o a los que algunos historiadores han llamado de manera folklórica, y con una connotación clasista, “el roto chileno”), condición necesaria y suficiente para llegar a la cima del poder político y económico en Chile: el gobierno y la estructura gubernamental.

La caza y captura se lleva a cabo con un arma infalible, las promesas de BONOS Y SUBSIDIOS BASURA, SUBSIDIOS ENFOCADOS A “ENTRETENER A LOS POBRES” Y NO A MOVILIZARNOS DE MANERA EFECTIVA PARA AVANZAR EN LA ESCALA SOCIAL. Si usted no lo sabe, estos maquiavélicos instrumentos redistributivos nacen a la vida pública a finales de la época de la dictadura y se perfeccionan para transformarse en lo que son hoy en día: el EJE ESTRUCTURAL DE LAS POLÍTICAS SOCIALES DE MERCADO O PRIVATIZADORAS. Motivo más que suficiente para que los anuncios-señales o discursos políticos de las autoridades vayan y vengan en esta única dirección. La dirección tiene como punto de llegada “la subasta en el mercado de lo público de recursos, bienes y servicios sociales”. Estrategia política enfocada a poner en competencia y en confrontación (tensión y conflicto) a parte no menor de nuestra población nacional, regional y local, los trabajadores pobres y las clases sociales de menores ingresos, a fin de obtener medios de vida destinados a la subsistencia diaria.

Los políticos profesionales saben de las duras condiciones de vida en estos quintiles, donde se concentra más del 60% de la población chilena, personas hambrientas de circo y de pan. Éstos, los políticos (re)productores de la cultura del clientelismo y del caciquismo más extremo se aprendieron el guion con las máximas calificaciones durante los últimos treinta años, ni tontos ni perezosos prometen demagógica y populistamente inyectar más BONOS Y SUBSIDIOS DEL ESTADO a como dé lugar y al gusto del cliente-receptor. Sobretodo, si sometidos a las presiones de la idea de las “necesidades insatisfechas” este tipo de instrumentos de la política y programas sociales son la señas de identidad del vínculo de la dependencia y servidumbre de la clase trabajadora y la clase pobre con los partidos políticos: la aplicación práctica: la aplicación práctica, a todos los efectos de un “Bono, millones de Votos”.

En la práctica, no resulta muy complejo ni de una inteligencia superior atrapar con “los cantos de la sirena” a este populoso segmento de la población: bastaría con tener cursado el 8º básico de enseñanza primaria. Más aún, cuando los datos provenientes de la economía real nos alertan de que en Chile las familias comunes y silvestres están sobreendeudadas (o viven por sobre sus posibilidades), subsisten prácticamente al día, las frágiles y/o enclenques economías familiares no admiten capacidad de ahorro, los trabajadores están traumados producto de la amenaza constante del despido a manos de los empleadores, las personas se han vuelto adictos al consumo a golpe de tarjetas de crédito y a los programas-basura que emiten los medios de comunicación nacional y extranjeros, y un largo etcétera. En suma, el voto o las elecciones tiene rostro de NECESIDAD y de INMEDIATISMO: del dinero por sobre la discusión de ideas y de la regeneración política e institucional, del debate de proyectos país o de futuro o destino de todos ciudadanos!

A partir de aquí bien podríamos explicar, con economía del argumento, el tremendo éxito de los políticos de la socialdemocracia (concertacionistas convencidos de varita mágica de la ideología de la tercera vía, y de las corrientes conservadoras y liberales dominantes en este conglomerado de intereses) y de la derecha económica asociada históricamente al poder, al dinero y a la toma de decisiones. A tod@s aquell@s enfocados a la acumulación de poder y el enriquecimiento ilícito (pero legal, valga la paradoja) a lo largo de estos últimos treinta años sirviéndose del Estado y de los cargos públicos, prometiendo e incumpliendo falsas promesas de "desarrollo social", de situarnos en la posición de un “país desarrollado”.

Lo anterior queda bien ilustrado con el siguiente ejemplo: hoy en día casi en igualdad hay trabajador@s ambulantes y temporer@s (l@s del subempleo, l@s que le venden sopaipillas y todo tipo de alimento, ropa y baratijas en las calles céntricas de nuestras ciudades, los trabajador@s del mercado informal a los cuales el FOSIS, el SENCE, INDAP o el SERCOTEC llama EMPRENDEDORES O AUTOGESTORES O MICROEMPRESARIOS O DEL AUTOEMPLEO), que trabajador@s con empleos formales - de los empleos precarios y de mierda, con condiciones laborales de mínimos -. Todo ello, por cierto, la clase trabajadora y pobre se lo debe agradecer a las exitosas políticas de flexibilidad laboral y de la pérdida (o venta a los empresarios) gradual de derechos laborales – y la destrucción de las bases del sindicalismo auténtico, el de las INTERNACIONALES - impulsadas por nuestros políticos de turno: de la izquierda, centro y derecha. Aquellos que por situarse en la izquierda del arco político se autodefinen de “progres”, los centristas y la liberal y conservadora derecha económica y política.

De ahí entonces, la gran lucha por lograr un cupo y acceder en 2014 a un cargo de poder político y económico. En el lenguaje político moderno lo decoran con el nombre de “cargo de representación ciudadana”, deformando en forma artera la verdad dictada por los hechos y/o circunstancias del diario vivir.

La lucha o pugna por un cupo a un cargo de gobierno y de gobernar experimentada hoy en día por los políticos profesionales – el primer paso es librar la batalla dentro de su tienda político partidista, en la lógica del “todo vale” -, nos aporta buenas pistas para comprender qué está ocurriendo con el poder y los intereses privados puestos en juego. Además, y por añadidura, habla a las claras de la enfermedad o “corrupción” irreversible por lo profundo de los efectos en el sistema político-partidista del duopolio en Chile. Cuestión que, sin duda alguna, conlleva efectos perversos e insospechados para la gran mayoría de los ciudadan@s, como si de un cáncer se tratara. Ciertamente, éstos son las principales víctimas.

Nuestra región no escapa a uno de los tantos escándalos de la realpolitik (o política de la realidad en alemán), fenómeno político cada vez más recurrente que debido a la maniquea transformación se le representa como un evento de tipo natural o propio de esta actividad entre la opinión pública. Esto, a causa del amplio dominio comunicacional ejercido por la elite política sumado al extendido control de recursos del poder. Tan natural y real que esta "dura y cruda” negación de los principios de la auténtica política se puede seguir a diario - a modo de telenovela mexicana – gracias al auspicio de los medios de (des)comunicación de alcance local y nacional. Solo restaría decir: UNA AUTÉNTICA VERGUENZA Y UN COMPLETO DESCARO, POR CIERTO".

Al igual como lo hizo Ulises ante el canto de las sirenas, en la Odisea, sugiero taparse los oídos con cera para no caer en la trampa de los hechizos de este mal juego de los partidos políticos hegemónicos pues a nada bueno conducen en el buen entendido del “bien social-colectivo”.

No les digo más, saquen propias conclusiones.

Lo dicho.

Miguel Arismendi G.
Editor de, "creando opinión, formando crítica"
Profesor universitario