Más “lobo”
que el mismo “lobo”, es quien se viste con ropas de “oveja” (M.A.G.)
Abro con la
siguiente interrogante: ¿Debería renunciar a la postulación de un cargo de
representación ciudadana por Osorno, el Sr. Goñi?
La prudencia, la decencia y las circunstancias del momento
político e histórico (o la “buena política” al decir de Bachelet) que enfrenta
nuestro país, al menos así lo recomendarían.
El caso o el problema están – es decir, no dar el paso al costado por quien debería darlo -, cuando este tipo de condiciones no son de primer orden en un partido y su marco doctrinario, lo que dice representar y a quienes representan, y el personaje en cuestión.
El caso o el problema están – es decir, no dar el paso al costado por quien debería darlo -, cuando este tipo de condiciones no son de primer orden en un partido y su marco doctrinario, lo que dice representar y a quienes representan, y el personaje en cuestión.
Sabido es que al señor Goñi en su momento también le salpicó
“el caso Coimas” (http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/caso-coimas-ministro-aranguiz-realizo-interrogatorios-en-osorno/2002-12-05/161100.html).
Caso judicial que solo hace escasos días, torció la firme voluntad y decisión
de V.C. Rebolledo (militante del PPD) a postularse como candidato a diputado
por su partido por el distrito de Illapel. El caso fue sobreseído en 2003,
hecho que no es de sorprender pues en Chile ocurren este tipo de situaciones
más que a menudo cuando a quienes se le juzga están en la cima del poder.
Además, la noticia tuvo un impacto social de baja intensidad debido al anuncio
de la súbita retirada de la candidatura presidencial de Longueira
Bachelet fue grandilocuente cuando en una entrevista fechada el día 17/07/13 se le preguntó sobre el caso, argumentando que “la probidad debe ser una condición esencial para la plantilla”, y de “buena política”.
A mí parecer, fueron palabras de “buena crianza” y un mensaje
directo a la medida y al oído del votante medio. Reacción en política a la cual
comúnmente los analistas la denominan “estar a la altura de las
circunstancias”.
Ahora bien, hablando seriamente y con la verdad sobre la mesa deberían al menos en nosotros los ciudadanos abrirse algunas interrogantes: ¿este señor – Goñi -, unos de los tantos candidatos de la concertación, y del PPD, por el distrito de Osorno, antiguo representante del poder público, exfuncionario municipal por lo favores concedidos, cumple acaso con las exigencias impuestas por el bacheletismo para “aspirar” (disculpen le término por si ofendo a alguien) a representar a los ciudadanos en lo que ostentosamente (o a “bombos y platillos”) han denominado “la nueva mayoría” de centro-izquierda? (¿”Nueva mayoría” para qué y para quiénes?) ¿Es este el tipo de personaje político, al cual por estar en la parrilla de elegibles a un cargo los ciudadanos podrían eventualmente confiar responsabilidades político-institucionales, el apropiado para representar y luchar por los intereses de los menos favorecidos en materia de derechos, bienestar y desarrollo social? ¿Es acaso el ciudadano o el elector consciente de la enorme irresponsabilidad (o responsabilidad) que supone pensar siquiera en confiar a este tipo de personajes la laboriosa tarea de liderar los cambios institucionales urgentes que el Chile de hoy reclama y exige en materia institucional: cambio de constitución, reforma al sistema impositivo o de impuestos, reformas al sistema binominal, reformas a la distribución de la riqueza, etc.?
Me temo que mucho trabajo tiene por delante la coalición de partidos políticos si su pretensión es reconciliarse o rencontrarse o conectar con la ciudadanía, de ser confiables y creíbles respecto al decir y al hacer en sus manejos y prácticas políticas de antaño y de hoy. Además, internamente y a nivel local, este partido – PPD – deberá depurar responsabilidades y “jugar limpio” si su intención es convencer a los ciudadanos para conquistar mediante sus candidatos cotas de representación ciudadana: la pelota está en su tejado! Más aún, cuando sobrevuela en la atmósfera un soplo de intenso malestar social por el descrédito de la política y los partidos políticos (y sus representantes) del bipartidismo a causa de la corrupción y el mal manejo de los asuntos de la política pública enfocados con casi exclusiva dedicación a privilegiar los intereses privados, de los grupos de poder y de la élite económica.
Hago recuerdo, por si se habían olvidado pues la mente es frágil, el diputado Ojeda (DC, hombre concertacionista, y también candidato a ser nuevamente elegido en el cargo por este distrito) tampoco salió muy bien librado que digamos, del caso de “la asignación de pensiones a exonerados políticos”. El caso no es sólo reducible a la expresión de “canibalismo político ni de utilización política por parte del oficialismo, pues la calle y los ciudadanos (a los cuales me sumo) en legítima defensa de sus derechos consagrados constitucionalmente, y del manejo de los bienes de uso público o colectivo, tienen necesidad de saber exactamente qué ocurrió y por qué ocurrió lo que ocurrió. Aquí no cabe tapar el sol con un dedo, pues la duda razonable está en los papeles.
Por último, dejo lanzada la siguiente pregunta: ¿Cuánta más mierda habrá debajo de la alfombra, que liga a personajes del mundillo de los partidos políticos locales con vínculos estrechos en la administración actual – municipal – y pasada – gobierno regional, gobierno provincial (concejeros regionales), etc.-, la cual muy pocos se atreven a sacar a la luz pública?
Los ciudadanos, más allá del poder judicial o de las troika impuesta por los partidos del poder y los políticos profesionales, son quienes tienen la obligación moral y ética de movilizarse para salir al paso de quienes haciendo mal uso de las herramientas de la política – estructuras de partido, el Estado y sus recursos -, atropellan y abusan a diario de los derechos fundamentales de la personas con fines personales o privados.
Cualquiera otra vía pensada y elaborada con fines de reencauzar
el curso de los sucesos en el ámbito de las instituciones, de la política, de
la economía, de lo social en el Chile de hoy, es un mero canto de sirena o puro
ilusionismo cándido.
Miguel
Arismendi G.
Editor
de, “creando crítica, formando opinión pública para una nueva sociedad
política”
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