¿Hay motivo para echar las campanas al vuelo o para hablar de exitazo o para emborracharse de triunfalismo?
Creo, desde mi atalaya, que NO!
Habrán mentes iluminadas y necesitadas de
triunfos a como dé lugar, para quienes este proceso eleccionario de primarias
del 30-J, representa todo un éxito o un triunfazo. Así, y valiéndose de todos
los medios a su alcance, nos lo intentarán hacer creer o digerir tal y como
acostumbran a hacerlo: en base a falsedades o creando falsas realidades o
burbujas políticas y económicas. Ejemplos sobran, y hay para tirar: los datos
de pobreza del MIDEPLAN, los datos del censo de población del I.N.E, los datos
falsos de la POLAR, los datos de las encuestas políticas, la datos de los
colegios con financiamiento compartido (el caso del Sr. Arévalo – colegio Blas
Pascal de Osorno es emblemático por la inacción del Estado aun existiendo
denuncias fundadas) que defraudan al Estado “inflando las notas” de los
estudiantes para aumentar el valor de la subvención, etc.
Para otros (a los cuales me sumo) – quienes leen
o interpretan los datos de las primarias con una mayor dosis de sensatez,
lucidez y razón -, en tanto, el acto mediático y propagandístico de las lógicas
político-institucionales conservadoras fue la expresión más pura de la
fidelidad y vocación de servicio (o de servidumbre) de esos 3.000.000 de votantesa los partidos del bi-partidismo monopólico y autocrático: aquellos “dos” que
mantienen cautiva, aprisionada o someten a capa y espada a parte importante de
los ciudadanos de este país con sus decisiones y actos políticos.
Votantes y activos militantes (o activistas),
muchos de éstos, ansiosos de recuperar cuotas de poder pérdidas (debido a la
salida “impuesta” de aparato y agencias estatales en 2010), las rentas pérdidas
o simplemente de las expectativas de más y mejores BONOS y SUBSIDIOS
provenientes de la política social de mercado afirmada por el Estado y los
gobiernos del Chile democrático. Gentes cuya racionalidad o formar de ver y
vivir el mundo, se halla muy distante de las “ideas con contenidos políticos”,
“ideales o principios y valores ideológicos” sobre los cuales se han movido
históricamente los proyectos de la izquierda tradicional. Sólo los mueve el
apetito voraz del oportunismo, y la simple maximización de su propia utilidad o
interés en beneficio propio. Por ejemplo, a ultísima hora asumen un discurso
reformista de la educación pública a fin de ganar sintonía, simpatía o afinidad
con la ciudadanía.
¿Qué más le da el resto o los asuntos de interés
colectivo? El pésimo o empobrecido sistema público de educación, la inseguridadlaboral y de ingresos, la pérdida de derechos sociales y de ciudadanía, la
enorme fragmentación y división en clases sociales cerradas, la proletarización
de la sociedad chilena, el país de la economía próspera pero no reflejado en
los salarios medios de $ 250.000, y un largo etcétera.
Para mí, los datos del 30-J no representan bajo
ningún concepto un triunfo de esta decadente democracia representativa (o
indirecta). Más bien, se puede hablar sin complejos de derrota o de caída a la
baja del modelo institucional vigente. Bien podría explicarse el hecho a partir
del recorrido histórico de nuestra joven democracia, o a lo largo de los 23
años bajo un mismo modelo. Modelo institucional que da para mucho, sobre todo
pues bajo los mismos esquemas de gobierno – de centro izquierda y de centro
derecha - se ha establecido “de arriba hacia abajo” unas rutas o patrones
políticos de las cuales se nos hace muy difícil escapar. Y, con las cuales, en
teoría deberíamos estar - la gran mayoría - muy satisfechos. Como para tirar
cohetes!
Si usted se ve tan representado con esta
democracia y los políticos de turno (o la clase política hegemónica y de
poder), ¿habría votado el 30-J? Por simple lógica, SÍ. Apoyarían a ésta, su democracia, en la cual cree. Por lo que, estarían dispuestos a hacer lo imposible por
defenderla ante la amenaza de los ajenos al monopolio "de los dos".
El caso es que esta premisa (o deducción), el 30-J no se cumplió, mire por
donde se le mire.
¿Por qué?
A las frías cifras me remito analistas o agoreros
de un futuro extremadamente difícil de predecir (muchos de ellos(as) hacen
análisis de la realidad antojadizos, sacando cuentas alegres o torciendo los
elementos y factores de la realidad), 10.000.000 de electores no votaron el
30-J.
Y eso, señores, el dato de los 10.000.000
representa un tremendo capital político que está ahí afuera expectante y
esperando “buenas razones” para saber qué hacer en noviembre de 2013. Gente
común y corriente, cabreada de la “fórmula de a dos”,y de los (malos)
resultados políticos, interesada en saber y comprender más por qué es urgente
cambiar – pero de verdad, no en el discurso demagógico y de papel - el actual
orden institucional, social y político en el Chile del siglo XXI.
Lo dicho.
Miguel Arismendi G.
Editor de, “creando crítica, formando opinión pública para
una nueva sociedad política”
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